Un salto al mar
Los lemmings son simpáticos roedores que pueden recordar a las cobayas o los topillos. Viven en el norte, en zonas de tundra y praderas árticas. Su ciclo reproductivo es muy corto, pero muy prolífico y tienen una gran cantidad de crías en muy poco tiempo, esto produce una superpoblación que se une a la dificultad de encontrar alimento en las zonas en las que viven.
El problema de la superpoblación
Estos roedores se alimentan de hierba, raíces y frutos que van encontrando y recolectando. A diferencia de otros animales que viven en zonas árticas, los lemmings no hibernan y pasan el invierno haciendo galerías en la nieve para llegar a las plantas y raíces que les sirven de sustento. Son animales pequeños, pueden medir entre 7 y 15 centímetros y son una víctima fácil para los depredadores por lo que la superpoblación es una medida de protección de la especie. Sin embargo, sucede que hay momentos en los que están a salvo de los depredadores y la comida escasea. ¿Es posible que en esos momentos estos roedores se suiciden?
¿Qué hay de cierto en el mito de los roedores que se suicidan?
Cuando la comida de un lugar no es suficiente para alimentar a la población de lemmings, lo que hacen estos roedores es emprender un viaje hacia otros lugares donde puedan encontrar suficiente alimento. Son unos roedores muy decididos a los que no les asusta nada y tan cabezotas que nada puede apartarlos del camino que han elegido. Si encuentran una montaña la suben, si ven un río nadan para atraversarlo y si llegan al mar piensan que son capaces de llegar al otro lado. El camino que emprenden no es el de roedores que se suicidan, pero es frecuente que su valentía los lleve a arriesgarse demasiado y una parte de ellos muere en el trayecto.
¿Cómo surgió el mito de los roedores que se suicidan?
El mito de los roedores que se suicidan formaba parte de leyendas locales de los pobladores del ártico hasta que Disney realizó un documental en 1958 sobre la vida en el ártico donde incluye una escena en la que vemos a estos roedores lanzándose al agua. En la actualidad se piensa que esta secuencia es falsa y que los lemmings que aparecen fueron cazados y llevados hasta el lugar del rodaje. El gran éxito que tuvo en su momento el documental, que llegó a ganar un oscar, contribuyó a la popularización de este curioso mito.
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